jueves, 17 de febrero de 2022

RETO SEMANAL 1. UN EJEMPLO DE DISCRIMINACIÓN: LA CARRERA JUDICIAL DE LAS MUJERES EN ESPAÑA

 

A partir del interesante artículo de la magistrada Natalia Velilla publicado hace unas semanas (https://elpais.com/opinion/2021-12-21/discretas-prudentes-y-humildes.html) propongo un acercamiento a la situación de las mujeres juezas en España. Comencemos con unos datos objetivos:

Según el informe “Estructura demográfica de la carrera judicial” elaborado por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) cada año las mujeres suponen más del 70% de las nuevas incorporaciones a la carrera judicial: actualmente son el 54% de este ámbito profesional. Sin embargo su presencia en los estamentos superiores del Poder Judicial es mucho menor:

- presiden el 21.7% de las Audiencias Provinciales y el 32% de las salas de los Tribunales Superiores de Justicia

- en el Tribunal Supremo únicamente el 22% son magistradas; el 38% en la Audiencia Nacional

Se aprecia una clara discriminación indirecta de género (IDEAS CLAVE 1 Y 2) pues si bien no existe un mandato expreso (directo) que impida la promoción de las juezas, la aparente “neutralidad” de los mecanismos discrecionales de ascenso refuerzan la elección de los varones y perjudica a sus compañeras: en los últimos años el CGPJ designó algo más del 21% de mujeres para presidir Audiencias Provinciales y Salas de Tribunales Superiores de Justicia.

Parece que una causa de este hecho podría radicar en el mecanismo empleado por el CGPJ: la libre designación, que presenta rasgos de cooptación masculina: en opinión de la Asociación de Mujeres Juezas de España, cuando los ascensos se deciden directa y únicamente atendiendo a criterios de mérito y capacidad -como ocurre con los Decanatos- la propia carrera judicial se decanta en mayor medida por candidatas femeninas.

Podrían aducirse otras causas como las cargas familiares, que afectan fundamentalmente a las mujeres y que impedirían que numerosas candidatas se postularan para ser elegidas por el CGPJ; pero esto contrasta con el  hecho de que, a pesar de la drástica caída de la natalidad y el retraso en la edad de la maternidad, no haya habido cambios en la proporción de género de los órganos del gobierno judicial. Tampoco se ha visto reflejado el imparable aumento de la presencia femenina en la carrera judicial.

No es difícil extrapolar lo que ocurre en el ámbito judicial al contexto más amplio de la sociedad global: abrumadoramente, las mujeres están infrarrepresentadas en los cargos directivos de empresas y organizaciones. Se suele hablar del “síndrome de la impostora” para explicar cómo la socialización de las expectativas sociales sobre los roles de género, al esperar de las mujeres una menor agresividad o una ambición laboral menos obvia que en el caso de los varones, acaba generando una situación donde la presencia femenina en ámbitos de poder es poco frecuente (o prácticamente inexistente). La consecuencia de esta falta de referentes de poder es que muchas mujeres sufren una falta de autoestima o confianza en sí mismas que las hacen desistir de desempeñar puestos en sectores tradicionalmente varoniles, a pesar de que, como en el caso de la carrera judicial, ahora sean mayoría.

Finalmente me gustaría apuntar algunas estrategias para comprender e intentar cambiar esta situación:

-        Como señala la autora del artículo: es imprescindible que la Comisión de Igualdad del CGPJ elabore un (ya prometido) estudio demoscópico-sociológico sobre las razones por las que las mujeres no optan a cargos discrecionales

-        Deberían debatirse la pertinencia de incorporar medidas de discriminación positiva para la elección de esos cargos, como por ejemplo las cuotas de género, habida cuenta de que la situación es grave porque se está incumpliendo un mandato legal: la Ley de Igualdad de 2007 en su artículo 16 dispone que “Los poderes públicos procurarán atender al principio de presencia equilibrada de mujeres y hombres en los nombramientos y designaciones de cargos de responsabilidad que les correspondan.”

Preparando este escrito he tenido noticia de que hasta 1966 (no hace ni 60 años) en España estaba prohibido el acceso de las mujeres a la carrera judicial. Esto refuerza la idea de que hace falta una decidida voluntad por parte de todos los actores sociales y políticos para alcanzar la plena igualdad de derechos.

 

 

 

lunes, 14 de febrero de 2022

Primera entrada: Presentación (Curso Fundamentos sobre Igualdad de Trato)

 Hola,

Me llamo Juan Antonio Maroto y soy funcionario del Cuerpo General de Gestión del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Mi trabajo consiste -en pocas palabras- en gestionar subvenciones de Ayuda Humanitaria para entidades que acogen a migrantes en situaciones de precariedad: soy técnico en la Subdirección de Programas (Secretaria de Estado de Migraciones).

Antes trabajé como técnico en Calidad (personal laboral) en la Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado, así como en su unidad de Régimen Interior.

Mis expectativas con respecto a este curso son claras: me gustaría obtener, por una parte, una visión de conjunto de las políticas públicas de la AGE en temas de igualdad de trato, y por otra, adquirir destrezas para detectar rasgos de discriminación en los distintos ámbitos de la vida cotidiana.

Por último, y para adornarme, me he permitido la libertad de adjuntar la siguiente imagen: un pequeño cuadro de Toulouse Lautrec que vi una vez en una exposición y que me gustó porque sugiere muchísimas cosas gracias a su simplicidad y al hecho de que parezca un simple esbozo -el protagonista, que parece un hipster de 1900, no tiene sombra-: justo como me encuentro yo al comienzo de este curso.

RETO SEMANAL 4. RELATO CORTO: UNA EMINENCIA

  No es que Sandra sea Mahatma Gandhi, pero suele ser amable con la gente del trabajo, apoya económicamente a alguna ONG que lucha contra la...